Dicen del color gris que inspira calma, seguridad y confianza. Tres atributos que, sin duda, querremos disfrutar a la hora de irnos a dormir.
Un dormitorio relajante en gris
El estilo nórdico
Es un estilo muy en boga caracterizado por tonos suaves y ambientes serenos y tranquilos. Nada más adecuado para un dormitorio que este estilo. En él, colores apaciguantes como el gris son fundamentales.
En este estilo, el blanco o los grises tenues son las estrellas. Para un dormitorio, la combinación de paredes grises y mobiliario blanco, por ejemplo, te proporcionará una sensación de quietud más que conveniente a la hora de irte a dormir.
Tonos de gris para todos los gustos.
Si nuestro dormitorio carece de luz natural suficiente, un gris claro puede aportarnos simultáneamente paz y luz. También podemos jugar combinando varios tonos de gris. Por ejemplo, un tono antracita para la pared del cabecero de la cama resaltará esta. Puedes pintar el resto de la estancia con un tono más suave que te inspire esa tranquilidad que buscas.
Una de las ventajas más importantes de la gama cromática del gris es su versatilidad. Independientemente de si nuestro estilo es rustico o moderno minimalista, el gris será un gran aliado. Puedes jugar con múltiples tonalidades, combinarlas o, si apuestas por un tono único, encontrar aquel que se ajusta perfectamente a tu estado de ánimo.
Decora con total libertad
Como ya hemos dicho, la versatilidad del gris es altísima. Puedes decantarte por un toque rústico con tonos cálidos, fibras naturales y complementos rústicos. Quedará muy bien.
Pero si tu estilo es más moderno y minimalista, entonces, el gris será tu lienzo en blanco para dar rienda suelta a tu imaginación.
Pocos colores pueden darte tanta flexibilidad y, a la vez, proporcionarte ese ambiente preciso que necesitas cuando quieres descansar. No en vano, es una tendencia de moda que ha venido para quedarse.